jueves, 18 de febrero de 2010

Tatuajes en las carreteras


De ellos concretamente trata este relato de The Boss of Cats



un GRAN ARTISTA amante de los animales, que muchos conocéis por sus bellos vídeos y por su papel en la defensa de los animales, es un sentido homenaje y recuerdo a todos aquellos que dejaron su vida y su cuerpo en la carretera, aquellos a los que nadie socorrió, aquellos a los que nadie veló en sus últimos momentos, aquellos a los que nadie respetó siquiera su humilde cuerpo.


Justo hace un par de días cuando le pedía permiso para publicar su vídeo, le comenté que había visto éste relato suyo y que quizás algún día, si me atrevía, lo publicaría.

Ese día es hoy.



En ciudades y pueblos de Castilla se suele hablar de tatuajes en las carreteras.

Con repelús y asco, los habitantes de estas tierras se refieren a las marcas que dejan los cadáveres de los animales atropellados y después machacados por las ruedas de cientos de coches en las carreteras.

¡Huy que asco!. He atropellado un bicho y me ha manchado y abollado el coche… dicen unos.

¡Que susto! pillé un animal y casi me salgo de la carretera… dicen otros.

Pobre animal. Se cruzó y no le pude evitar

Y los peores: ¡Hostia tío! Lo que disfruto matando bichos por las noches. En cuando los veo les doy las largas y se quedan parados como tontos…..y a por ellos.

Pero ninguno se paró a ver si el animal estaba vivo ó simplemente a retirarlo para que no se convierta en un tatuaje.


La persona de la que vamos ha hablar tiene unos 50 años, más o menos.
Cuando era más joven vio como un coche pillaba a un gatito de un mes aproximadamente, pero vio que después del atropello el animal se movía e intentaba andar.

Detuvo su coche y paró el trafico para recoger al animal antes de que otro coche lo rematase.

Lo llevó a un veterinario y este le dijo que igual se salvaría.
Cuenta la ternura que sintió cuando al recogerlo el animal se acurrucó en sus brazos y ronroneaba…

El veterinario le dijo que no era muy normal, ya que normalmente un animal atropellado se pone muy agresivo por los dolores. Y le convenció de que se quedara con él por una supuesta excepcionalidad de la personalidad del gato. El pobre tenía una pata rota y dos costillas. Pero si se le cuidaba sobreviviría.


Esta persona se llevó al gato a su casa y así comenzó la experiencia de amar a un gato como al compañero de su vida.
Le sacaba con una correa de paseo al parque, le llevaba al campo, de vacaciones, dormían juntos…. En pocas palabras eran felices juntos.
Para esta persona lo más importante del mundo era su gato. Vivieron juntos casi 6 años.


Pero un día su gato salió por una ventana. Ya lo había hecho alguna vez, pero siempre volvía en dos ó tres horas.
Pero ese día ya no volvió…

Lo buscó durante dos días sin resultados.
Al tercero, encontró un tatuaje en una carretera cercana que llevaba el collar de su gato. Casi no lo reconoció de lo machacado que estaba…

El dolor nubló posiblemente su razón y buen juicio de tal manera, que desde ese día se dedica a recoger los cadáveres de todos los gatos y otros animales que encuentra en las calles y carreteras de su ciudad y los entierra si puede y si no simplemente los aparta de la carretera para que no se conviertan en tatuajes.

Sus vecinos la insultan y se ríen de lo que hace. “Que asco… Se dedica a coger bichos muertos y a enterrarlos. Y muchas veces hasta llora cuando lo hace. Esta persona esta loca y tiene un problema de sadismo”.

Eso lo dicen porque no estuvieron nunca a su lado para ver con que cariño y respeto recoge a los animales que llama almas inocentes que no merecen que les destruyan el cuerpo que tuvieron en vida.

Y cuando alguno le recuerda a su gato, llora…

Llora amargamente recordando lo que perdió.
Yo no creo que mi razón esté nublada.

Pero quiero ser también Enterrador de Gatos.






Siento mucho haceros pasar este mal rato que estoy segura que estáis pasando (como yo ahora mismo y cada vez que leo esta narración).

Pero me doy por satisfecha si la próxima vez que veáis un gato atropellado, paráis a ver si se puede hacer algo por él, y sino apartarlo.

Hoy nos ha tocado a nosotros.
Era blanco y negro como mi Txiki.
Ya no se podía hacer nada por él, más que proteger su cuerpecito.



Yo no me he atrevido. Ha sido Óscar. Del que admiro tantas cosas como su valentía y su gran corazón. Y hoy me ha recordado porque le quiero tanto.



Un recuerdo también para Agus y Elena que sé que son expertos en estas lides tan tristes, pero aún así son incapaces de mirar para otro lado.



Podéis leer el reportaje del que he sacado la narración aquí


2 comentarios:

  1. duro y real pero es asi casi siempre, por suerte me doy cuenta de que hay mucha gente que abandona y maltrata a los animales pero tambien muchos que dedican tiempo y recursos en luchar por sus derechos y por darles un mundo mejor

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  2. POR QUE NO LES IMPORTAN LOS ANIMALITOS CUANDO LOS ATROPELLAN TAMBIEN SON SERES VIVOS Y SIENTEN EL DOLOR AL IGUAL QUE UNO....ESPERO Q L JENTE SEA MAS RAZONABLE

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